viernes, 2 de abril de 2010

Cruzar los dedos


Eran las 3 y media de la mañana del 2 de noviembre. Él entró al hospital con una herida de bala que había penetrado por su ojo derecho, sin orificio de salida. Inconsciente y con un pronóstico, naturalmente, gravísimo. Además de la herida causada por el proyectil, se descontaba una lesión neurológica importante y todos los riesgos que implica el cuadro descripto: estado de shock, hemorragias externas e internas, altas posibilidades de infección y septicemia, etc.

Era fundamental no dejar pasar tiempo y actuar de manera urgente. Vale la pena repetir para el que está distraído: madrugada de un lunes a las 3 y media AM en un hospital público de agudos del conurbano y un paciente que acaba de ingresar de urgencia con lesiones de orden neurológico.

Para una intervención quirúrgica de esa magnitud se requiere la presencia de al menos tres profesionales: un cirujano, un neurólogo y un anestesista, además, por supuesto, de una serie de sistemas médicos de soporte vital y un quirófano, listos para funcionar a la brevedad.

Haga un pequeño ejercicio: agarre a ese primo de su mujer que es enfermero en una clínica privada de la capital federal, o a ese viejo compañero de partidos de padel que es camillero en una empresa de ambulancias privadas, o a esa sobrina que labura de telemarketer en una empresa de medicina prepaga o, sin ir más lejos, al farmacéutico de la esquina de su casa; y así, como al pasar, pregúntele qué posibilidades hay de que si a usted le pasara algo similar (acá mano derecha al bolsillo y a cruzar los dedos), la prepaga en la que garpa 800 mangos mensuales por usted y su grupo familiar tenga los “patitos en línea” como los tenía (y los tiene) el Hospital Genera de Agudos Ramón Carrillo esa madrugada en la que Fernando Cáceres logró atravesar con vida esa intervención quirúrgica vital que hoy le permite decir “La revancha mía es la vida misma”.

Eso. No se olvide de cruzar los dedos.





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7 comentarios:

Ladislao dijo...

Tal cual. He sostenido posición similar desde hace un tiempo en varias discusiones, con casos concretos como este aunque no tan graves. Prepaga que cubre la clínica Besone en San Miguel para quienes están aún en partidos aledaños: no tiene sentido usarla porque no tenés ni tanto ni de tanta calidad como en los nuevos hispitales de Malvinas Argentinas, el Trauma entre ellos. Insisto, no sólo en tiempos de espera sino en calidad de la atención.
Por qué pagar una prepaga? Para que te den un turno para un análisis más rápido o no hacer 'tanta cola'? Ni eso.
Hace unos años tenía una prepaga que me pagaba yo porque laburaba en negro. Un año después dejé de pagarla, ya que para las cosas importantes iba al hospital y para las no tanto PREFERÍA el hospital. Públicos, obvio, sean nacionales, provinciales o municipales.
Claro que esto excluye a quienes no quieren cruzarse con 'los negritos'. Esa es la explicación única que le he encontrado.
Mis respetos

Antares dijo...

De acuerdo. Cuando tengo una urgencia, voy al policlínico San Martín. Ni mamada pongo mi vida en manos de la guardia de un privado.

Mariano T. dijo...

En trauma hay que ir a un hospital especializado, que son todos públicos.
Un balazo, una cuchillada, lo mejor es que te lo vea un tipo que atiende 20 casos de esos por día.

santix dijo...

Lo importante es que el que te atiende no quiera que estes ni una hora mas ni una hora menos bajo su cuidado, porque le da lo mismo, lo que si le importa es que recuperes.
Por eso en areas de eleccion restringida y estrategicas como la medicina comercial y la educacion comercial es algo que debe tender a desaparecer (o existir solo para los exentricos).
Notese que uso la palabra comercial y no privada, ya que esa es la naturaleza que se nos oculta al poner "privada".

Don Contradicto, salió anoche en Duro de domar! en el segmento "peguele a J.Baily que (no se sabe si se la banca o le gusta)"

Contradicto de San Telmo dijo...

Vio Santix, el Gobierno sigue gastando millones en la presencia de figuras irrelevantes en los programas de Gvirtz y sigue faltando gasa en los hospitales.

Es un es-cán-da-lo!!

santix dijo...

Eeeeh, no lo trate asi al pobre Jaime B. ;-)

Dr. Carlos A. Medina dijo...

Mariano T, no le parece que se está hablando de los recursos técnicos, de equipamiento y funcionamiento del Hospital Público, además de los consabidos humanos? Si usted se cayera del tractorcito, dónde quisiera que lo atiendan? Un amigo mío queriendo derribar un árbol, ató el tractor alrededor del tronco con tan mala suerte que el tractor se le dió vuelta y lo aplastó. Una lástima. Tenga cuidado, los médicos no hacen milagros.