"Mi universo de pensamiento ha sido abolido. No puedo pensar más. En lenguaje “de monaguillo” recen por mí”, Louis Althusser (frase citada por Artemio y repetida por toda la blogósfera)
La década del 90 nos dejó un lastre. Discreta, casi secretamente. Mucho más difícil de conjurar, de evacuar, que cualquiera de los que tan evidentemente se nos muestran (qué se yo, contratos del Estado con las privatizadas, pobreza de tipo estructural, stock de deuda pública enorme, concesiones a las mineras con duración contractual sideral).
No, no es Menem. No es culpa de Menem, esta vez.
No, no es Menem. No es culpa de Menem, esta vez.
Es el horror por Menem. Esa manía de verlo como un cuco al que hay que huirle. La costumbre de llamarlo "la rata". En definitiva, el no saber hacernos cargo de lo que fue, y por qué fue. Martín lo dijo hace un tiempo muy bien, como siempre (lo siento, no encuentro el post).
Pero hoy leemos a nuestro a esta altura amigo Tenembaum, en El Argentino y nos damos cuenta que algunos siguen sin entender.
De la discusión sobre la legitimidad de la votación sobre el impuesto al cheque, ni una palabra.
Ernesto Tenembaum, que es víctima de una patología, que consiste en no poder exorcizar el rencor contra un presidente que no fue como a él le hubiese gustado que fuera, no encuentra más remedio a su desorientación, que tirarle al Gobierno con Menem por la cabeza.
No sabe pensar estos tiempos. Lo confiesa, queriendo disimular con una ironía, que es más impotencia que otra cosa. Sus categorías de pensamiento no le sirven.
Ernesto Tenembaum, que es víctima de una patología, que consiste en no poder exorcizar el rencor contra un presidente que no fue como a él le hubiese gustado que fuera, no encuentra más remedio a su desorientación, que tirarle al Gobierno con Menem por la cabeza.
No sabe pensar estos tiempos. Lo confiesa, queriendo disimular con una ironía, que es más impotencia que otra cosa. Sus categorías de pensamiento no le sirven.
Y entonces, agarra a Menem. Al Menem senador que juega la propia, que odia a todos los “boludos” que tiene sentados alrededor y que disfruta solamente con hacerlos transpirar un poco. Se agarra de ese Menem para desacreditar al Gobierno y sus acciones. Por ahí cree que encontrará eco. “Si Menem fue funcional a la aprobación del pliego de Marcó del Pont, entonces a alguien le podrá parecer que dicha aprobación es una porquería (igual que el Gobierno, por supuesto)”. Con ese atraso infantil piensa Tenembaum hoy.
Sabés qué, Ernesto, ya no le tenemos miedo al Senador Menem. Es un "hombre de Estado". Es un Senador de la Nación elegido por el voto popular, y está allí, para votar con la oposición como lo hizo con el Impuesto al cheque (voto que sirvió para que la oposición se imponga ajustadamente), o cuando se repartieron las comisiones, o para no sentarse a dar quórum, como hizo otras veces, o para abstenerse en el pliego de Marcó del Pont.
Aprendan a digerirlo. Dejen las chiquilinadas y háganse hombres de una buena vez.
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3 comentarios:
ok ok pero no es nada facil digerir
al traidor por excelencia de las banderas nacionales y populares.
Yo no lo digiero ni lo banco.
saludos.
El Grupo B, en minoría, acepta votos de donde vengan. En última instancia es Menem votando nuestras políticas y no nosotros votando las de él.
El Grupo A en mayoría (mayoría porque Menem decidió apoyarlos) reparte las comisiones marginando al gobierno, vota irregularmente la modificación a la ley del impuesto al cheque. etc.
El correspondiente razonamiento del ET debería ser, para mantener la congruencias que una mayoría en las comisiones con Menem es una porquería, que cualquier modificación legal con Menem es una porquería, que la propia condición mayoritaria del Grupo A es una porquería en si misma, porque sólo es mayoría si Menem lo integra.
Por alguna razón esa reflexión no le sale, o no la escribe.
Bueno,si hubiese votado a favor de mercedes vale ,pero se abstuvo,e igual que el traidor de cobos al que ninguneo y verdugueo,iran a la cloaca de la historia.
Salud.
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