miércoles, 7 de abril de 2010

A ti, Dios



La verdad, no nos gusta hilar fino ni nos gusta el retruque culturoso y hasta nerd. Hay gente que no puede reprimir esa vocación por el comentario supuestamente inteligente, pero esa gente y esos comentarios nos aburren.

Lo que nos encanta es dejar un rato desnudo al autor de una maniobra en la que se huele a kilómetros una dosis de perversión combinada con otra igual de rencor, sentimientos ellos tan mundanos y tan opuestos a la prédica de poner la otra mejilla (como mandar un curita para una extrema unción no solicitada, remember?).

Entonces, amigo lector, tome nota: hay que avisarle a Bergoglio que por más que él invente algo parecido a un tedeum paralelo, lo que intenta hacer es una simple misa. Y que Te Deum, lo que se dice Te Deum, como el Diego, hay uno solo.

Paso a explicarme.

Contrariamente a lo que uno imaginaría como una celebración ancestral y lejana, el Te Deum es joven (en tiempos eclesiásticos digo) y cercano. Nació en Chile en 1811 como la ceremonia que una autoridad secular promueve en acción de agradecimiento hacia la divinidad, por un hecho o un don recibido (en aquel caso una república libre), para lo cual solicita a una autoridad religiosa que “medie” abriendo las puertas del templo y dando lugar a los ritos de invocación necesarios para acercarlo a él y a su comunidad al altísimo.

No es en sí una misa (aunque puede ir acompañado de una) porque no incluye el rito de la eucaristía. Es una ceremonia cívico-religiosa que, para ser tal, requiere que la autoridad secular (i.e.: la presidente, a través del secretario de culto u otra autoridad de su gobierno) la solicite. Motivo por el cual la misa que Bergoglio piensa realizar en la Catedral el próximo 25 de mayo es nada más que eso, una misa del 25 de mayo (eucaristía incluida).

El Te Deum es el que la Presidente le solicitó de manera personal al arzobispo Radrizzani. Desde 1971, primer año de la presidencia de Salvador Allende en el país de origen del Te Deum, a su solicitud la ceremonia se tornó “ecuménica”, es decir que incluye a las máximas autoridades de otras religiones que se profesen en la nación y esa costumbre se extendió luego a los otros (pocos) países que conservan esta práctica. Así, el 25 de mayo debajo de los techos de la basílica de Luján también estarán autoridades judías, ortodoxas, musulmanas, etcétera.

A este ateo que escribe le parece muy razonable y muy oportuno que si esta ceremonia tiene lugar en el cumpleaños número 200 de la Patria, se haga en la casa de su Patrona, la Virgen de Luján.

Pero, la verdad, lo que más nos gusta es que el arzobispo Jorgito, hijo de sus propios pecadillos, siga participando.





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2 comentarios:

grace dijo...

¿Cómo que no va a haber autoridá civil en la truchada de Bergoglio? Va a estar el niño de las escuchas, acompañando al escuchador de confesionario. Si hasta me dan gana de ir a Luján, mire lo que le digo.

Contradicto de San Telmo dijo...

Hablaba de autoridades, grace, no de Rebelde Way, el ciclo de ficción producido por Cris Morena (qué apellido inoportuno!).