Asumió la presidencia un par de años después del punto cuspidal de la crisis económica más profunda de su país. Un periodista le hizo a un reconocido economista en aquel momento, una pregunta sencilla: “Hubo una crisis más grave que esta?”. La respuesta de ese economista keynesiano fue breve y contundente: “Si. Se llamó Edad Media y duró 400 años.”
Su misión fundamental, apenas accedió al gobierno, fue la de recrear la credibilidad popular en las instituciones democráticas. La crisis no sólo hacía estragos en los salarios, los índices de trabajo y el tejido social. Los principales riesgos se centraban en la disolución nacional o en ingresar en un proceso totalitario (como amenazaba ocurrir en otros países).
Su esposa tuvo un papel central tanto en la campaña electoral como en la presidencia. Y no sólo en términos de la necesaria contención personal y afectiva sino como cuadro político, dirigiendo a la población inflamados discursos que hacían eje en la necesidad de recuperar la autoestima nacional y desde allí volver a la acción.
Los primeros 100 días de gobierno fueron cruciales en su gestión: a lo largo de los mismos tomó decisiones a través de las cuales le hizo ver al pueblo que el pasado estaba muerto y enterrado. Que un nuevo paradigma comenzaba.
Pero sus primeras medidas encontraron rápidamente la oposición de la Corte Suprema de Justicia, cuyos miembros habían sido nombrados mayoritariamente en la década previa. En sus primeros 4 años de gestión recibió más rechazos judiciales que los 160 años previos.
El hombre se las ingenió, no sin esfuerzo, en lograr consensos legislativos que apoyaran sus medidas políticamente. Más adelante inició la estrategia de renovación de los miembros de la Corte Suprema, con éxito.
El centro neurálgico de su política de resucitación consistió en aplicar un descomunal aumento en la inversión en obra pública. A poco de iniciarse su gobierno, 4 millones de trabajadores le ponían el cuerpo a 400 mil proyectos mayores y menores a cargo del Estado. El área elegida como simbólica para dicha inversión estaba en generación y transporte eléctrico.
En los primeros 4 años de su gobierno el volumen de la cosecha agrícola creció un 55%. Pero las actividades estrella durante su primer mandato fueron la automotriz y la textil.
Estimuló la negociación colectiva de salarios y recreó como nadie al movimiento sindical.
En el mercado interno impuso un sistema de precios de referencia que si bien no eran obligatorios, el hecho de no seguirlos por parte de las cadenas productivas implicaba sufrir un sistema de castigos tanto tributarios como comerciales.
Al principio de su mandato, la oposición calificaba sus iniciativas como un “socialismo encubierto”.
Evolución comparada de los PBI
(precios constantes/frecuencia anual)
de las administraciones respectivas.
(click para agrandar)
A diferencia de otros pingüinos, aquel tenía una política de comunicación amplia y compleja cuyo principal hito fueron sus 30 "Charlas junto al fuego hogareño" que se transmitían radialmente en cadena a todo el país.
Gobernó durante 4 períodos presidenciales consecutivos y sólo sus problemas de salud le pusieron fin a su administración.
3 comentarios:
Por lejos el mejor presidente de los EEUU ,no la cuete en los finales de los 40 y primeros cincuenta el Senador Mac Carthy dirigio sus cañones contra funcionarios de su gobierno amen de hacerlo contra el mejor cine de la epoca creando un clima de terror entre la progresia yanqui
Muy bueno el recuerdo, pero esta vez en EEUU en lugar de salvar a la gente cuyo crédito era impagable, salvaron a los Bancos. Sin embargo acá Cristina aplicó keynessianismo puro, lo que muestra que no es una improvisada sino que la guían convicciones profundas. Ojalá este proceso que estamos viviendo termine con el reconocimiento que Cristina se merece.
En una película de los años '30, en la que se narraba la situación de EEUU después de la depresión y se mostraban las campañas de los candiatos presidenciales, en la radio se escuchaba lo siguiente:
"X dijo que si gana Roosevelt, las calles se van a llenar de borrachos (Franklin Delano quería derogar la ley seca). Roosevelt dijo que si gana X, no van a quedar calles.
La película estaba protagonizada por Ginger Rogers, quien actuó en muchísimas películas "demócratas" aunque ella era repúblicana. Tan republicana era que, ella y su madre terminaron siendo delatoras en la época de McCarthey.
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